Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico.
Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada,
dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para
evitar que caiga. Su tamaño varía, desde pequeñas rocas que sólo se distinguen
de otras piedras por formar parte de alineamientos o crómlecs, hasta algunos monolitos bretones con una altura de más de 10 metros.
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